Una hoja blanca en Word - Gaby Arias

Peleado, luchado, cerrado, sin muchas situaciones, poco fútbol, mucho roce, etc. Fueron varios los calificativos que recibió el partido contra Estudiantes. Y la verdad es que a Racing le pesó que le cerraran los caminos y no pudo generar el fútbol de los dos partidos anteriores. Los de Berisso cerraron las bandas y, más que todo, lucharon mucho el medio con Braña y Verón. Ante esto, la Academia no pudo hacer mucho con Pillud y Licht y menos con Yacob y Toranzo, quienes no tuvieron las libertades necesarias para generar fútbol. Se pudo haber ganado, es verdad, si no le invalidaban el gol a Teófilo Gutiérrez, estoy seguro que Racing se llevaba los tres puntos, pero no fue así y los de Russo no supieron encontrarle la vuelta a un partido muy complicado. El error fue el mismo de Boca. No se supo entender que si no se puede ganar no hay que desconcentrarse porque el partido se pierde. La otra vez fue por errores defensivos y picardía de García y Mouche. Esta vez fue a causa de un lindo gol

Que lindo es ver a Racing así. No sólo porque juega bien y hace goles, sino que se logró ese compromiso que tanto pedíamos hacia el club y hacia la gente. Los jugadores contagian desde el campo de juego, lo mismo que la gente desde afuera. Más allá del resultado final, la Academia juega como lo que es, un grande. Propone siempre, marca cuando tiene que marcar, juega por abajo, todos corren, todos meten, pero todos tocan, se muestran, se juntan, tiran paredes, y cuando hay que lastimar, lastiman. El trabajo está lejos de ser perfecto, pero al fin tenemos el Racing que queremos y al que no vemos desde hace mucho tiempo así. Veníamos de ver las dos caras de Racing, la buena y la mala. Esta vez los de Russo explotaron al máximo la buena y gracias al compromiso de todos, se opacó un poco la mala. Se podría decir que fue gracias al gran partido de Martínez y Cahais, pero no sólo eso, los tres delanteros marcan. Teo llega hasta el círculo central para recuperar la pelota, Lugüercio y Hauche h

Desde hace mucho tiempo que no me acuerdo de haber visto un partido con tantas emocionen juntas. Porque la gente llorando en las tribunas después del gol de Licht mostraban lo que realmente sentía el hincha de Racing. Una mezcla entre ilusión, pensar que al fin el equipo devuelve lo que la gente deja en la tribuna, el no creer que antes de la mitad del primer tiempo ya íbamos 3 a 0 arriba. Todo eso lo produjo el altísimo nivel de fútbol que demostró Racing. Y digo altísimo no porque sea menos o más que el resto de los equipos, sino porque el equipo de Russo se superó a si mismo, creció en confianza y lo plasmó jugando al fútbol. Eso a lo que ya nos habíamos olvidado un poco. El conjunto de Russo fue ordenado desde atrás, con un Martínez muy seguro cortando lo que podían ser avances de Olimpo. Después el gran despliegue del mediocampo, la principal razón del rendimiento de Racing. Yacob corta y juega, Toranzo se hace el líder futbolístico del equipo, Pillud y Licht pasan incansablemente