Un mate en el Arena Corinthians




Siempre está la duda de cómo ir a la cancha. En especial sabiendo que sos visitante y no conocés. Sin embargo, cuando me dijeron que había una estación de subte que te dejaba en el Arena Corinthians me decidí por esa opción. 

Y fue así, te dejaba en la puerta. Lo primero que te llama la atención es la magnitud del estadio. Luego, la música proveniente de la tienda oficial, que parece un shopping, y tiene absolutamente todo lo que te puedas imaginar de indumentaria del club. 

Una vez adentro, el Arena Corinthians no te deja de sorprender, tanto por el alto nivel de calidad de sus instalaciones como por la cantidad de gente que trabaja ahí. Tras algunas indicaciones en portugués, llegamos al sector de prensa. 

Otra vez nos sorprendimos por la calidad de las instalaciones. Quizás sea porque no muchas veces nos tratan tan bien, o tal vez porque de verdad consideraron que la prensa se merecía las mejores comodidades. Así es como la sala de conferencias es parecida a un cine y hay un buffet propio junto con una sala de espera espectacular. 

Después de comer algo, nos fuimos a instalar al sector indicado para los acreditados. Una platea con asientos cómodos y con muy buena vista al campo de juego. Desde ahí, ya se veían a todos los hinchas de Racing que coparon el codo G y que no pararon de alentar ante 25 mil paulistas. 

Se entonaron los himnos y la gente del Corinthians parecía no decidirse por qué canción cantar. En las populares opuestas se alentaba con diferentes temas e incluso en la misma habían varios grupos que se movían y vestían de manera diferente. 

El partido transcurrió con total normalidad y sólo se pensaba en lo que ocurría en el campo de juego, aunque los hinchas locales no paraban de aparecer con pizza, pochoclos o papas fritas. Maycon con el 1-0 logró levantarlos, pero luego Triverio dejó caras de preocupación en la "torcida" del Timao. 

Una vez finalizado el partido, me sumé a la gente que viajó en los micros del Departamento del Hincha y volví con ellos sin ningún tipo de inconveniente. La policía escoltó a los micros desde la cancha hasta el hotel en que se hospedaban y todo finalizó de la mejor manera. 

El sueño copero sigue, y con él, las ganas de seguir acompañando a Racing en el lugar donde le toque jugar. 

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